Desde años atrás, se comenzó a visualizar por muchos apicultores argentinos, una disminución desmesurada de la población de abejas en sus colmenas. Ello es coincidente con una preocupación de la comunidad científica que ha revelado que a nivel mundial se ha verificado el problema del colapso de las colonias de abejas (CCD) asociado con la perdida de las mismas de su habilidad homing.
Se denomina Colapso de las Colonias de abejas al fenómeno por el cual una cantidad considerable de abejas obreras de una colmena desaparecen abruptamente.
La habilidad homing refiere a la capacidad que tienen las abejas para orientarse en el territorio memorizando puntos de referencia y el panorama de la línea del horizonte, utilizando el sol y la luz polarizada como brújulas e integrando las trayectorias seguidas en el viaje de ida desde la colmena; ello le permite volar varios kilómetros en busca de néctar, agua, polen y propóleos y volver a la colmena de origen.
Al perder su habilidad homing, las abejas se desorientan y no pueden regresar a la colmena y terminan muriendo, a su vez la colmena comienza un proceso de abandono y desorden (Colapso de las colonias de abejas.
Decenas de trabajos de investigación científica publicados, dan cuenta que hay claras evidencias que la perdida de la habilidad Homing en las abejas estaría asociada principalmente a las aplicaciones al medio y en gran escala de los neonicotenoides (agroquímicos de la clase de insecticidas), al menos cuatro: Fipronil, Thiacloprid, imidacloprid y thiamethoxam. La empresa Bayer es la principal productora y comercializadora de los agrotóxicos neonicotinoides en el mundo y en la Argentina seguida por Syngenta (hoy ChemChina. No se descarta que el resto de agrotóxicos, incluidos el glifosato y 2,4-d también tengan incidencia en la desaparición de las abejas.
Los neonicotenoides se aplican a los cultivos para combatir a los insectos. La sustancia química es transmitida al polen y al néctar de las plantas. Estos insecticidas son altamente tóxicos para las abejas porque son sistémicos, solubles en agua y penetrantes.
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Se mezclan con el suelo y el agua subterránea en donde se acumulan y se mantienen durante muchos años, representando una toxicidad a largo plazo para las colmenas. Esta situación se ha verificado en muchos países, a tal punto que en Estados Unidos se ha declarado en peligro de extinción a la especie . Europa también ha reaccionado con un plan de prevencion.
En la Argentina la realidad es tan grave y alarmante como en Estados Unidos y Europa, la voz de los apicultores es unísona: nuestras abejas melíferas están desapareciendo drásticamente. Ya muchos apicultores han tenido que abandonar su actividad
Ello nos obliga actuar, dado que es un deber constitucional PRESERVAR LA BIODIVERSIDAD. Por ello solicitamos al Ministerio de Ambiente de la Nación a que declare a las abejas melíferas como especie amenazada en la Argentina, conforme las categorías de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza e implemente un programa nacional de protección, de modo urgente. Una primer medida necesaria e ineludible es avanzar a la prohibición del uso de los neonicotenoides
A tal fin hemos iniciado una campaña de difusión a la que hemos denominado "HAGAN ALGO".
A continuación ponemos a disposición un formulario para que la ciudadanía en general pueda participar con su opinión y su reclamo el que es enviado al Ministerio de Ambiente de la Nación y a varias reparticiones ministeriales, para que tomen intervención.
Cuantos mas seamos, la voz será mas fuerte, la población de abejas melíferas, ha descendido drásticamente y esta inobjetablemente en peligro de extinción y es necesario que el Estado lo reconozca.
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