03/10/2016
Clima: El desarrollo de "La NIña" pierde fuerza, por Eduardo Sierra
A comienzos de la temporada, muchos centros de previsión climática coincidieron en que la campaña 2016/2017 sería afectada por un intenso episodio de “La Niña”, pero el lento desarrollo del fenómeno hace dudar de que esa previsión se cumpla…
Debido a ello, muchas instituciones, entre las que se cuentan la Administración Nacional de la Atmósfera y el Océano (NOAA) de los EE.UU. y el Bureau of Meteorology australiano (BOM), bajaron el nivel de su previsión a un estado entre una “La Niña” débil o un “Neutral Frío”, que es la versión más aceptada en el momento de redactarse este informe.
Paralelamente, las amplias reservas de humedad edáfica dejadas por “El Niño” 2015/2016, y los extensos espejos de agua que subsisten sobre el Litoral Fluvial, generan sistemas locales de precipitaciones capaces de mitigar en buena medida los efectos depresivos de “La Niña”.
Asimismo, el Atlántico Subtropical muestra un movimiento antagónico entre la corriente marina cálida del Brasil, que aporta agua caliente desde el Ecuador hacia del sur, y la corriente marina fría de Malvinas, que aporta agua fría desde el Mar Glacial Antártico hacia el norte, produciendo perturbaciones que causan lluvias a las zonas cercanas al litoral marítimo.
No obstante, aunque con menor intensidad que la prevista inicialmente, “La Niña” irá afirmando gradualmente su presencia, haciéndose sentir progresivamente, afectando localmente a algunas regiones que se encuentran dentro de su foco de mayor influencia.
En caso de que “La Niña” continuara su desarrollo durante la campaña 2017/2018, sus efectos podrían llegar a sentirse en toda su intensidad, afectando seriamente a la producción de esa temporada.
En el mapa de la izquierda se muestra la forma en que los factores climáticos actuantes perturbaran el régimen hídrico de las distintas regiones del área agrícola del Cono Sur, durante el lapso comprendido desde Julio de 2016 hasta Junio de 2017.
Aunque el presente episodio de “La Niña” apunta a ser débil, el área cercana al Océano Pacífico, donde el efecto del fenómeno es positivo, recibirá precipitaciones muy superiores a lo normal, acompañadas por tormentas severas, con riesgo de granizo, aguaceros torrenciales y vientos. Este proceso abarcará la mayor parte del área agrícola chilena, el área agrícola boliviana, la Región Occidental del Paraguay, el NOA, el oeste de la Región del Chaco, el centro y el oeste de Cuyo y el extremo noroeste de la Región Pampeana.
Contrariamente, debido a su lejanía del Océano Pacífico, el norte y el centro área agrícola del Brasil, donde la influencia del fenómeno también es positiva, no observarán mayores perturbaciones, registrando precipitaciones cercanas a lo normal. Sólo la Región Nordeste experimentará registros significativamente por encima del promedio.
El sur del área agrícola brasileña, la Región Oriental del Paraguay, el centro y el este de la Región Pampeana, la Mesopotamia y la República Oriental del Uruguay, donde la acción de “La Niña” es negativa, recibirán la influencia positiva del Océano Atlántico, por lo que las precipitaciones alcanzarán valores desde levemente inferiores hasta levemente superiores a lo normal.
Contrariamente, el este de Cuyo, y el oeste de la Región Pampeana se verán afectados por un intenso foco de sequía, que tendrá su epicentro sobre el sudeste de Córdoba, el extremo norte de la Pampa, el sudoeste de Santa Fe y el noroeste de Buenos Aires, donde podrían desarrollarse condiciones altamente limitantes para la agricultura y la ganadería.
En la interpretación de esta perspectiva, será importante tener en cuenta que las precipitaciones serán espaciadas, alternándose cortas rachas de intensa actividad, con riesgo de tormentas severas, con largos lapsos secos y calurosos.
Conclusiones
Como consecuencia de lo expuesto, la campaña 2016/2017 (Julio de 2016 a Junio de 2017) mostrará una gama de rasgos contrapuestos, que surgirán de la puja entre el lento avance de “La Niña”, la acción residual de “El Niño” y la acción positiva del Océano Atlántico, así como de varios factores secundarios, negativos y positivos, que contribuirán a esta compleja interacción.
Por un lado, se producirán cortas e intensas rachas de tormentas, que descargarán sus precipitaciones en forma muy despareja, con riesgo de tormentas severas, con granizo y vientos, terminando con entradas de aire polar, con riesgo de heladas tardías, durante la primavera. No obstante, este último riesgo no será tan intenso como el que se daría si “La Niña” alcanzara su pleno desarrollo en tiempo y forma.
Por otro lado, se observarán lapsos prolongados secos y calurosos, cuya duración e intensidad irán acentuándose a medida que se acerque el verano.
Por lo tanto, se trata de un escenario climático que, aunque mucho menos riguroso que un episodio típico de “La Niña”, presentará numerosos riesgos que irán presentándose a lo largo de su desarrollo, requiriéndose una cuidadosa planificación para enfrentarlos con éxito.
De repetirse un nuevo episodio de “La Niña” durante la campaña 2017/2018, el mismo podría producir un efecto acumulativo considerable, tal como ya ocurrió durante las temporadas 2008/2009 y 2011/2012, que, por ser precedidos por eventos de su misma naturaleza, produjeron fuertes impactos negativos.
Afortunadamente, la perspectiva para la estación otoñal, descripta en este informe, parece no avalar la posibilidad de que dicho riesgo se concrete. Por el contrario, las previsiones de algunos centros internacionales de gran prestigio, han comenzado a señalar la posibilidad de que la campaña 2017/2018 se desarrolle en el marco de un episodio de tipo “El Niño”.
Por el momento, ello es sólo una conjetura, por lo que será necesario continuar vigilando la evolución del escenario climático.