Unas 1.800 colmenas destinadas a la producción de miel en los departamentos norteños de Salto y Paysandú, murieron o están en vías de morir debido a este tóxico que envenenó a las abejas, según un informe presentado el miércoles por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP).
"El causal de la mortandad fue el fipronil", explicó Federico Montes, responsable del control de químicos en el MGAP.
"No podemos concluir de dónde vino la fuente de contaminación" que se encontró en los animales muertos a fines de agosto, sostuvo, al tiempo que señaló que la investigación continuará para "tratar de determinar el origen" de un acto que calificó como un "delito".
"Se enmarca todo en un acto ilegal, y cometer un delito de matar apiarios y colmenas... no sé con qué fines se puede hacer esto", reflexionó.
El fipronil está prohibido en Uruguay para uso en cultivos en forma líquida o de polvo soluble contra insectos. Su utilización está habilitada en tanto en el campo veterinario para combatir pulgas, garrapatas y ácaros, y en formulación granulada como hormiguicida.
En la Unión Europea en cambio, su uso está prohibido en animales destinados a la cadena alimentaria.
El químico, de acuerdo a la propia normativa uruguaya que limita su uso, es "tóxico para las personas, muy tóxico para aves y peces y altamente tóxico para las abejas".
En julio pasado estalló el escándalo por huevos contaminados con esta sustancia en la UE. Bélgica fue el primer país en alertar a la agencia de seguridad alimentaria del bloque sobre la presencia del producto en huevos el 20 de julio, seguida de Holanda y Alemania. La noticia se hizo pública el 1 de agosto.