06/03/2019

En manos de la industria pesticida

Si el 92% de los métodos de evaluación de riesgo de los plaguicidas se realizan siguiendo los métodos que han propuesto los propios fabricantes, ¿aseguran estos métodos la protección de la salud y el medio ambiente?

Los datos demuestran que las empresas que tienen como objetivo introducir en el mercado plaguicidas (en cuyas fórmulas han invertido dinero y de cuya venta quieren obtener aún más) no son neutrales a la hora de evaluar la seguridad de esas sustancias.

Esta es una de las preguntas que han respondido las organizaciones PAN Europe (Red de Acción contra los Pesticidas) Y Générations Futures (Generaciones futuras) con su informe “En manos de la industria“.

Según la investigación, los métodos desarrollados por la industria están diseñados para esconder “bajo la alfombra” los efectos adversos en la salud de los plaguicidas con el objetivo de evitar la prohibición de la sustancia.

Hay diversos ejemplos, como métodos de la industria que consideran que los tumores observados en animales son “irrelevantes para humanos“. O que la muerte del 50% de los insectos no objetivo (una de las causas de la reducción en el número de polinizadores) sea un resultado “aceptable“.

Algunos métodos de la industria establecen “niveles seguros” para la exposición a tóxicos cancerígenos y disruptores endocrinos, cuando los datos científicos dejan claro que no hay niveles seguros para este tipo de sustancias (por ejemplo, a ninguna autoridad se le ocurriría decir que hay un nivel seguro de cigarrillos que se puede fumar).

Otros métodos clasifican los metabolitos plaguicidas (las sustancias en las que se van transformando los pesticidas en el ambiente)  presentes en las aguas subterráneas como “irrelevantes”

El Comité Especial para permisos a plaguicidas

 

El informe de PAN Europe y Générations Futures se ha realizado tras la enorme controversia creada en torno a la reautorización del plaguicida más conocido por la opinión pública, el herbicida glifosato.

La alarma social originada se debió a que la Agencia Internacional para los estudios sobre el Cáncer(IARC por sus siglas en inglés) y otros estudios indican que es un cancerígeno para seres humanos. Además, multitud de estudios independiantes lo consideran disruptor endocrino.

Incluso la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha reconocido que la aprobación y el control de plaguicidas sufre de una “falta de claridad” que debe ser investigada.

Tanto las actuaciones de la EFSA como las de su organización hermana, la Agencia Europea de Sustancias Químicas (ECHA) van a ser investigadas por un Comité Especial que está creando el Parlamento Europeo, para tratar de devolver a la población la confianza en el sistema de autorización de pesticidas.

El objetivo del Comité será investigar los fallos del sistema de renovación de sustancias plaguicidas. Entre los vocales del comité se encuentran conocidos opositores al uso de plaguicidas.

El comité acometerá la investigación de los llamados “Papeles Monsanto” y averiguar cómo la multinacional inventora del Roundup influenció los estudios científicos independientes (si es que lo hizo).

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