24/11/2017

La Argentina dentro del mercado mundial

En esta oportunidad entrevistamos a Javier Cao, líder de proyectos de la consultora en economía ABECEB, para que nos brinde información respecto de la situación actual del mercado mundial de la miel de cara a la cosecha 2017-2018.

¿Podrías comentar brevemente cómo es el contexto mundial del mercado de la miel?

J.C.- La demanda mundial de la miel se concentra principalmente en los países más desarrollados: los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón. En este sentido, lo que estamos viendo ahora es una recuperación de la demanda o, por lo menos, de la demanda en cuanto a importaciones globales. Después del año 2015 y, sobre todo, después de 2016, se ha visto una recuperación de las importaciones mundiales a lo largo de 2017. En este sentido, la demanda de miel ha tenido un crecimiento relativamente estable. No es un producto tan volátil, y la demanda se está concentrando en países desarrollados que tienen un marco económico más estable. En este sentido, ya en los últimos años los precios se habían vuelto más atractivos y esto llevó, sobre todo en los Estados Unidos y en la Unión Europea, a incentivar la entrada de nuevos jugadores en el mercado (la India, Ucrania, Rumania, Bulgaria, etc.) y estabilizar un poco, de esta manera, la oferta de miel.

¿Cuál es el rol de la Argentina dentro del mercado mundial?

J.C.- Hay una diferenciación importante con respecto a la calidad de la miel de la Argentina si la comparamos con otros orígenes. Por un lado, existen orígenes de miel de baja calidad, entre los cuales se destacan, en los últimos años, notablemente China y también Vietnam, que ofrecen miel a precios extremadamente bajos. Y en el otro extremo, hay productores de miel con productos bien diferenciados, como por ejemplo la miel de Manuka de Nueva Zelanda (que tiene unas características supuestamente medicinales), que exporta miel a precios que llegan a ser cuatro o cinco veces superiores al precio de otros lugares. Otras mieles de alto valor son aquellas que cuentan con certificación orgánica o la que se llama fair trade (vinculada con las condiciones laborales y económicas en las que se produce la miel). La miel orgánica ha tenido mucha expansión en algunas zonas del Brasil y ha ingresado a los Estados Unidos con precios muy ventajosos, y es un mercado en expansión, tanto en los Estados Unidos como en la Unión Europea. En este marco, la Argentina queda ubicada en el medio, por decirlo de alguna manera, ya que ofrece una miel reconocida por su calidad, por lo que no compite directamente con la miel de China o de Vietnam, pues es superior, pero tampoco ha sabido diferenciarse y lograr entrar a los mercados con un producto bien diferenciado (como, por ejemplo, miel orgánica o miel minorista). En este sentido, cuando uno observa el mercado, los principales competidores de la Argentina son los que tienen una calidad similar, como puede ser el caso de Ucrania (o de Europa del Este, en general) o incluso el caso de México, ambos con precios más competitivos que la Argentina. México, además, cuenta con alguna ventaja comercial para el ingreso a la Unión Europea o a los Estados Unidos.

Teniendo en cuenta que los Estados Unidos constituyen el principal destino para nuestra miel, ¿cómo ha sido el recorrido de nuestro país como exportador a ese país en cuanto a volumen?

J.C.- La Argentina ha perdido un poco de participación en el mercado de los Estados Unidos, pero este factor está más que nada relacionado con lo que ha ocurrido, en cierta medida, con la Argentina como productor. Es decir, las exportaciones de miel argentina han sufrido algunas complicaciones en general, alineadas con una baja en la productividad y, también, con cuestiones económicas que afectaron la estabilidad de la producción, sobre todo hasta el año 2015, con cuestiones como la apreciación cambiaria o la aplicación de derechos de exportación. Eso ha impactado negativamente en varias economías regionales, y la miel no ha sido la excepción. Esta situación dio lugar al ingreso de nuevos orígenes de miel en los Estados Unidos (por ejemplo, de Ucrania), que hoy ya son competidores directos de la Argentina en dicho mercado.

Se desprende, Javier, de tus palabras, que la Argentina ha perdido mercado en los Estados Unidos. ¿Se puede identificar si hay otros países exportadores de miel que han aumentado su participación en ese país?

J.C.- Sí, Ucrania y la India aparecen como orígenes que han aumentado su volumen exportado a los Estados Unidos. Y, en el caso puntual de Ucrania, que ha ganado bastante participación, compite de manera directa con la miel argentina por la calidad, y eso es como un reemplazo natural. El incremento de la participación de Ucrania en los Estados Unidos ha estado por encima de lo que pierde la Argentina, vale decir que Ucrania ha comenzado a penetrar en ese mercado y ha desplazado también a otros productores. La India también ha ganado participación, pero tiene que ver más con el reemplazo de la miel de Vietnam, ya que son competidores en este segmento de calidad de miel. Cuando se trata de miel de calidades similares, empieza a jugar la cuestión del precio. Hay una comparación de los importadores en función de lo que ofrece cada país, que muchas veces se separa en función de las características internas. En general, la miel argentina es considerada de calidad superior y confiable. De hecho, entre 2012 y 2016, el precio por importación de los Estados Unidos para la miel argentina ha sido un quince por ciento mayor a lo que pagó por la miel de Ucrania. Lo que ocurrió en 2016 es que el precio de exportación de la Argentina cayó a un nivel particularmente bajo y esto llevó, obviamente, a incrementar los volúmenes exportadores, pero a un precio muy similar a lo que es un precio de exportación de Ucrania. Hoy eso se está revirtiendo a precios más o menos normales en el primer trimestre de 2017. Sin embargo, es un riesgo para la Argentina que la miel de Ucrania siga penetrando cada vez más en el mercado de los Estados Unidos a valores muy competitivos, ya que representa una fuerte amenaza para la Argentina.

Dos finales: ¿se puede hablar de tendencias en el futuro? ¿Qué deberíamos mirar?

J.C.- Las variables que debemos observar siguen siendo, como siempre, la cosecha de los Estados Unidos de este año y qué cantidad se cosechará en función a la tendencia negativa en el rinde. En cuanto a la Unión Europea, hay que monitorear muy fuerte la penetración de China en este mercado. Es una miel que se comercializa a muy bajo valor y está tomando una porción del mercado cada vez mayor año a año. No obstante, tanto la Unión Europea como los Estados Unidos están aumentando las exigencias en cuanto a la calidad y el origen de los alimentos. También es importante vigilar la cuestión de la miel adulterada, tanto en los Estados Unidos como en Europa. Se están haciendo mayores análisis en ambos mercados respecto del origen, la adulteración y la calidad de la miel, y esto podría llevar a beneficiar a los países exportadores de mayor calidad para, por lo menos, frenar el avance de esta miel más barata. Pero la adulteración de la miel es hoy un tema crucial en el mercado mundial.

 

Por último, me gustaría retomar el tema de la miel orgánica. Dirijo esta pregunta y tu respuesta a esos apicultores que, en la Argentina, tienen la posibilidad de trasladar colmenas a sitios declarados orgánicos. ¿Cuál es la tendencia del mercado? ¿El mundo busca alimentos más sanos?

J.C.- El mundo busca alimentos cada vez más sanos y, a la vez, con certificación de mayor calidad de las condiciones en que ha sido elaborado ese producto. Actualmente, es una tendencia muy fuerte, en general, en todo el mundo. Se la observa en mercados muy distintos al de la miel, incluso relacionada con cuestiones ecológicas, y es fundamental en los países desarrollados. Esto es de vital importancia para la miel porque, justamente, la consumen los países del Primer Mundo. En el futuro, las certificaciones por producción orgánica van a darle una ventaja al apicultor. La certificación orgánica es lo que te permite salir de la lógica del commodity, darle un valor agregado y no quedar tan atado a las fluctuaciones de precio características del mercado mundial. Obviamente, para lograr la producción de miel orgánica hace falta cumplir con determinadas condiciones que son difíciles de conseguir en países como la Argentina, con una producción agropecuaria tan extendida. Pero, si se lograra la diferenciación del producto con una certificación orgánica, se podría alcanzar una mayor fidelización de la demanda de tus productos. Todo lo que se pueda avanzar en ese sentido sería muy interesante para cualquier productor de la Argentina.

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