26/11/2018

Medio millón de firmas para salvar las abejas

 

En febrero de este año Greenpeace y Plante Junior lanzaron la campaña #SOSabejas con el objetivo de concienciar a la infancia de la importancia de salvar a las abejas a través de un referente educativo como la Abeja Maya.

Con la ayuda pues de la Abeja Maya, (sólo en la web realizado expresamente junto a Planeta Junior para esta campaña se sumaron 5.000 nuevos firmantes) Greenpeace ha alcanzado en su campaña Salvemos las abejas y la agricultura casi el medio millón de firmas.

Uno de los objetivos era precisamente conseguir nuevas firmas para la campaña de Greenpeace “Salvemos las abejas y la agricultura” y así poder mostrar a las instituciones y a los responsables políticos el amplio número de personas que, sólo en España, piden que se protejan las abejas y otros polinizadores, se prohíban los plaguicidas peligrosos para estas especies y se apueste por la agricultura ecológica.

Desde Greenpeace recuerdan que aunque este año se lograba que la UE prohibiera tres insecticidas perjudiciales para las abejas (clotianidina, imidacloprid y tiametoxam). “todavía hay autorizados en España cerca de 300 plaguicidas peligrosos para las abejas”.

Según el responsable de la campaña de Greenpeace, Luis Ferreirim, “a pesar de los avances, queda mucho por hacer. El Ministerio de Transición Ecológica tiene ahora entre manos la preparación del ‘Plan de Acción Nacional para la conservación de los polinizadores’ y lo debe aprobar lo antes posible.” Este plan debe ser ambicioso y un elemento clave para hacer frente a las más que demostradas amenazas que sufren los polinizadores como la pérdida y degradación de hábitats, la agricultura industrial (y su uso masivo de plaguicidas), los patógenos, parásitos y enfermedades, las especies invasoras y el cambio climático.

Por otro lado, añade Ferreirim, es fundamental que las discusiones sobre la futura Política Agrícola Común permitan la construcción de la base para un nuevo modelo agrícola, que nos permita enfrentarnos a los retos presentes y futuros, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y que no siga subvencionando el predominante y destructivo modelo de agricultura industrial.

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