03/07/2018
Una nueva pérdida de tiempo y recursos públicos que conducen a la muerte de las abejas
Los informes recientemente publicados por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), sobre las autorizaciones de emergencia otorgadas en 2017 por algunos países de la UE sobre los tres neonicotinoides suspendidos, “incluyen un resultado preocupante: varios países de la UE siguen utilizando neonicotinoides suspendidos en cultivos atractivos para las abejas, sin siquiera cumplir con el procedimiento requerido por las autoridades”, señala desde la coordinadora apícola europea BeeLife, en lo que consideran “una demostración preocupante de mala administración”.
El 15 de septiembre de 2017, la Comisión Europea ordenó a la EFSA que proporcionara asistencia técnica para evaluar las autorizaciones de emergencia para el uso de clotianidina, imidacloprid y tiametoxam en cultivos que atraen a las abejas y a otros polinizadores. Los siguientes países otorgaron tales autorizaciones: Rumania, Bulgaria, Estonia, Finlandia, Letonia, Lituania y Hungría. En su mandato, la Comisión solicitó a la EFSA “que evaluara si la concesión de estas autorizaciones de emergencia y su amplio alcance eran necesarias debido a un peligro que no podía contenerse por ningún otro medio razonable”.
Fue la primera vez que la Comisión solicitó dicha ayuda, “a pesar de que estos Estados Miembro han otorgado autorizaciones de emergencia anualmente”, desde que las restricciones entraron en vigor en 2013. Mientras tanto, “las auditorías realizadas por la Auditoría y Análisis de Alimentos y Sanidad (antigua Oficina de Alimentos y Veterinaria, FVO) de la Comisión Europea había demostrado que países como Rumanía, que siguen estableciendo excepciones año tras año, no cumplían los requisitos para emitir excepciones”, explican desde BeeLife.
Los informes, continúan señalando desde la organización, muestran problemas preocupantes:
– Algunos estados miembros como Bulgaria no proporcionaron los datos solicitados para justificar las autorizaciones de emergencia. Es un problema recurrente, como lo demuestran las autorizaciones de emergencia anuales anteriores (ver el informe de Bee Emergency Call). No hay duda de que este es un caso grave de mala administración por parte de los ministerios nacionales y la Comisión Europea, que lo han permitido.
– La EFSA, experta en evaluación de riesgos de plaguicidas y no necesariamente en agronomía y agricultura, examina cada una de las alternativas propuestas país por país, sin considerar que las mismas alternativas son eficientes en todos los países. En sus informes, ha encontrado que hay alternativas disponibles en Hungría, sin embargo, no hay discusión sobre la expansión de tales alternativas en otros territorios.
– La EFSA, con su metodología, no logra integrar el conocimiento de las agencias públicas relacionadas, como las Auditorías y Análisis de Salud y Alimentos, que en este caso podrían haber sido de gran ayuda. Sin embargo, integraron un claro conflicto de intereses entre los Estados miembros que otorgan estas autorizaciones.
De hecho, dicen en BeeLife, “la pregunta debe dirigirse a la Dirección General de Salud. ¿Por qué no solicitaron que sus agencias trabajen juntas en este tema? La Comisión solicitó a la EFSA que audite la pertinencia de estas autorizaciones. Debido a su falta de respuesta a dicha solicitud, actualmente desperdiciamos 10 meses en producir informes que no tienen ninguna posibilidad de resolver los riesgos que enfrentan las abejas y los polinizadores en estos países. Estos no proporcionan una visión externa de las autorizaciones ni de las alternativas. Aún así, pueden presentar argumentos para que la Comisión lleve a los Estados miembros ante los tribunales. Por lo tanto, tal vez se vea un resultado positivo en tres o cuatro años. Mientras tanto, el sector apícola y la biodiversidad de estos países ya habrán sufrido daños irreparables”.
Francesco Panella, presidente de BeeLife, declaró: “Hoy hemos visto que la EFSA no tiene experiencia en hacer que el modelo agrícola sea más sostenible. Nuestros colegas de países donde los gobiernos otorgan concesiones masivas son testigos de las mismas pérdidas que observamos en los años noventa. Pero los métodos han evolucionado lo suficiente como para no permitir estas pérdidas de nuevo”.
La evaluación de la EFSA, concluyen, evidenció la alta eficacia de los neonicotinoides debido a su toxicidad sin igual. Sin embargo, tal característica es también la fuente de su peligro, lo que trae consigo la necesidad de instaurar una búsqueda de alternativas.
Los Estados Miembro están obligados a desarrollar programas de investigación para encontrar alternativas después de emitir autorizaciones de emergencia, pero hasta la fecha no hay resultados disponibles. De hecho, los proyectos para encontrar alternativas deberían haber comenzado desde 2014, después de introducir las primeras excepciones, pero en 2018 todavía no hay notificación.